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LA  ESTRELLA  POLAR

Unidad de Observación Astronómica del Maestrazgo en Chert

por Julián Segarra Esbrí

     El Sol acababa de rebasar la línea del horizonte y de repente aparecieron las primeras estrellas. Con el telescopio recién construido y para probar el buen funcionamiento de la manualidad, la primera observación fue hacia la estrella más brillante del firmamento en el momento. Curiosa fue la contemplación porque a su alrededor aparecían por el ocular otras estrellitas pequeñitas que para el principiante despiertan siempre poderosamente la admiración.

     Siendo verano, al atardecer apetecía salir al terrado de casa, la emoción del nuevo juguete invitaba a montar el trípode y el telescopio sobre su base de sujeción que durante varios días había estado construyendo y seguir con la observación celestial cuando dirigiendo la mirada a la misma estrella que parecía estaba esperando mi observación, descubría con asombro como las estrellas que ayer estaban a su alrededor, hoy habían cambiado de posición. Al día siguiente, el entorno había cambiado de nuevo y al cuarto día faltaba una de las cuatro pequeñas estrellitas.

     Era desconcertante y en mi primera visita a mi amigo y maestro D. Manuel Ambrós Pino de Vinaròs le comenté el inexplicable incidente. Su sonrisa delataba que estaba cometiendo el error del principiante. Mi observación no era estelar sino planetaria y en lugar de una lejana estrella, miraba al cercano planeta Júpiter, el más grande del sistema solar, con sus cuatro satélites más brillantes que Galileo Galilei el día de mi santo onomástico pero en 1610 ya había descubierto.

Júpiter y sus cuatro satélites mayores, Io, Europa, Ganímides y Calixto.

     Estos cuatro satélites principales son muy distintos entre sí.

     Io, siendo el más interno, es un cuerpo volcánico con una superficie en continua renovación y calentado por los efectos de las mareas provocados por Júpiter y Europa.

     Europa, es un satélite helado bajo el cual se especula la presencia de océanos líquidos de agua e incluso la presencia de vida.

     Ganímedes, es el satélite más grande de todo el sistema solar. Está compuesto por un núcleo de hierro cubierto por un manto de rocas y de hielo.

     Y Calisto se caracteriza por ser un mundo con las mayor cantidad de cráteres producidos por los impactos de meteoritos en todo el sistema solar.

     Además, a su alrededor pilulan un innombrable número de otros satélites como los llamados satélites menores o irregulares, los asteroides e incluso dispone de un sistema de anillos que desgraciadamente no es posible verlos con mi inventillo.

© Copyright Lo Lleó del Maestrat - 2005

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